Los números de 2012


Los duendes de las estadísticas de WordPress.com prepararon un informe sobre el año 2012 de este blog.

Aquí hay un extracto:

600 personas llegaron a la cima del monte Everest in 2012. Este blog tiene 12.000 visitas en 2012. Si cada persona que ha llegado a la cima del monte Everest visitara este blog, se habría tardado 20 años en obtener esas visitas.

Haz click para ver el reporte completo.

De cheyennes y miserables


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Rooney Ledo contempló con cierta prevención el sobre con ventanilla a su nombre que había depositado con cuidado sobre la mesa. Dudó si debía abrirlo en aquel mismo instante o dejarlo reposar donde estaba antes de obligarse a leer la suerte general de ignominias que con toda seguridad atesoraba el escrito que le remitían desde los juzgados. Optó por encender con meditada parsimonia un cigarrillo y exhalar un par de breves bocanadas, antes de dirigir su mirada hacia la botella de ron añejo Santa Teresa, aun sin estrenar, que Emily, siempre al cabo de cada cosa, le había querido obsequiar. Buen momento para ponerse una copa a su salud y a la de los buenos samaritanos que todavía poblaban el mundo aún a pesar de la legión de miserables que habían ido cayendo, uno a uno y como quien no quiere la cosa, en el gobierno general del país. El poder, si, ahora mas que nunca conformado por una masa informe de sujetos de ínfima catadura moral, ocupados en el único afán de salvaguardar un patrimonio mal adquirido a través del ejercicio del peor de los latrocinios. Si a costa de ello el mundo se derrumbaba, era cuestión baladí, al fin habían promulgado miles de leyes destinadas a sujetar cualquier anhelo o queja del común, convirtiendo los decretos gubernamentales en caprichosas dagas sobre el corazón del contribuyente. Gobernaban así  —se dijo, entonando un chasquido de disgusto —  gracias a la anuencia de un sistema judicial diseñado para amparar cualquier arbitrariedad que se les pudiese ocurrir y, lo que era mucho peor, siempre dispuesto a condenar a cualquier esclavo que siquiera se plantease la desobediencia ante el abuso —volvió a sonreír para decirse: “Ni Orwell lo hubiese pensado mejor”.

El caso era que tenía ante sí una carta con aspecto de multa, demanda o de algo aún peor, tal vez un despido o un requerimiento de comparecencia ante el preboste, los tipos de la camorra le requerían para cobrarle lo que fuese esta vez, como siempre, los noticiarios anunciaban que aquellos miserables andaban mal de  numerario. Recordó entonces que los cheyennes, que gustaban de llamarse a sí mismos los “seres humanos”, puestos ante tesituras de ignominia y oprobio, escupían al suelo desde la altura de sus mustangs  y entonaban una sola y única frase: “hoy es un buen día para morir”. El Santa Teresa era excelente, tanto como solía o mas, otro trago para recordar con cierta melancolía otros tiempos y otros lugares, cuando se calzaba espadón al costado y, de querer robarte, el perdulario que lo intentase debía enfrentársete de cara y dispuesto a perder la vida, mientras se le espera, piernas en aspa, hierro en guardia, por ver qué demonios desea de ti, si levantarte la bolsa, la mujer, o ambas cosas al tiempo.

Manera en que Napoleón acabó con la especulación de los banqueros


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1805, el Banco de Francia pasaba por serias dificultades para reembolsar el valor de los bonos públicos a los inversores, se hablaba de movimientos especulativos consentidos e incluso alentados por el ministro de Hacienda, François Barbé-Marbois, que había prestado muchos fondos a intermediarios, poniendo en riesgo incluso las pagas al ejército. La reacción de Napoleón fue taxativa, o los intermediarios devolvían lo que habían “robado” o los enviaría directamente al castillo de Vincennes, donde podrían suponer lo que les esperaba. Ni que decir tiene que consiguió recuperar los bonos para la banca pública y pagar las soldadas pendientes. Barbé-Marbois, en un gesto teatral, ofrece su propia cabeza al Emperador, que le responde lleno de desprecio: “¿Qué queréis que haga yo con ella, grandísimo cabrón?”. En cuanto a quienes especulaban con dinero que nunca habían ganado, Napoleón mantuvo siempre una pésima imagen de ellos, diciéndole, a propósito de aquel asunto, a su hermano José: “Estoy contento con mis asuntos; tuve grandes dificultades para arreglarlos y para conseguir que una pandilla de bribones, cuyo jefe era Ouvrad, vomitasen lo que habían tragado. Estaba decidido a fusilarles sin juicio. Gracias a Dios, devolvieron el dinero, todo este asunto me ha puesto de mal humor. Te digo esto para que veas cuan viles son los hombres”.

Presentamos el biblet promocional de BH de Napoleón Bonaparte


Pinchando en este enlace, tendréis acceso a las páginas promocionales de «nuestro» Napoleón, que se presentará previsiblemente en el mes de febrero.

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BH de Napoleón en la recta de salida


La Breve Historia de Napoleón Bonaparte está ya en fase de maquetación. Os adelanto aquí el aspecto que tendrá la portada.

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La Cataluña opresa según el «panfleto Macanaz»


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Es fama que el panfleto moderno nació en Roma cuando la primavera venía ya bien entrada en el año de gracia de 1501. En toda Italia crecía día a día el clamor contra los Borgia por su antinatural alianza con Francia. Ni siquiera el cardenal Caraffa se escondía ya. Las malas lenguas aseguraban que los epigramas contra el Papa y su gonfaloniero e hijo, César, que aparecían pegados a cada poco sobre una mutilada escultura burlesca que pronto el pueblo bautizó como “el Pasquino”, eran obra del prelado. Aquella birria de estatua había sido colocada muy oportunamente, puede que con aquel fin, en las cercanías de lo que fuera una vez el Circo Máximo, donde ahora la plebe de Roma, también los soldados del Papa, solía buscar acomodo para el estómago y vino para arreglo del espíritu.

Desde entonces se llamó “pasquín” a esa suerte de literatura breve, burlesca y corrosiva destinada a denostar a los poderosos o a sus oponentes. Hace unos años, me encontré por casualidad en el Archivo General de Simancas éste protopasquín que aquí les pongo. Entonces, el historiador Juan Pérez de Tudela, autor, entre tantas cosas, de aquel inolvidable Mirábilis in Altis, me dijo que en su opinión el documento que yo tenía entre manos bien pudiera ser el primer panfleto de la Historia Borbónica. Yo no estaría tan seguro, no obstante, sí que es un documento curioso, sobre todo porque además de constatar el descontento catalán tras la Nueva Planta, venía informado con dos notas dirigidas por el gran Melchor de Macanaz a Manuel de Vadillo, secretario de Felipe V. Allí, Don Melchor, el ilustrado, el heterodoxo, entonces fiscal del Consejo de Castilla, mostraba su disgusto por la pertinaz resistencia del Principado:

Texto del pasquín: “ El hasta que en la tierra veis hincada, junto al sepulcro y la cabecera, es señal de la muerte no vengada que de la tierra y aún del cielo espera venganza, tal según ley ordenada del mismo Dios, que quien matare, muera. Y aunque el delito hubiera sido en un desierto, tema el culpado su castigo cierto. -Nihil Inultum- “

Notas de Macanaz:

1) “Muy Sr. Mío. D. Jorge Alos ministro togado de la Junta de Barcelona me escribió la carta adjunta y el Pasquín que dice le pusieron junto a su posada…Las cuatro letras en el sepulcro que está pintado, dicen en mi entender -Aquí Iaze un Pueblo Opreso-, Toda prorrumpe en venganza, y así se reconoce el cuidado con que se debe estar de aquellos naturales…Es justo que Su Majestad le vea y que esté a la vista de las providencias que conviene dar para mantener con la política lo que se ha tomado a costa de tanta sangre…Madrid, 13 de enero de 1715. -Melchor de Macanaz-”

2) “Muy Sr. Mío…Quedamos en juntarnos el padre confesor, el primer presidente y yo sobre otros puntos en los cuales quedará esto evacuado; pues el punto del pasquín es cosa muy corta, y sí, de nuestro peso es ver que aquellos naturales están siempre en su mismo pecado. Dios guarde a V. S. muchos años, Madrid 20 de enero de 1715. -Melchor de Macanaz-” (A.G.S. Gracia y Justicia, Leg. 835).

“De nuestro peso es ver que aquellos naturales están siempre en su mismo pecado”. Decía entonces el viejo regalista, de aquel tiempo a esta parte poco  ha cambiado la copla.

Mis recomendaciones navideñas


Son tiempos de recapitulación y de mirar al futuro, hay poca luz en la tarde y buscamos con cierta desesperación el calor humano y el refugio en letras amigas; he reservado conscientemente para estos momentos del año cuatro libros de profunda significación para mí. En primer lugar porque son excelentes y sobre todo porque son producto del trabajo callado y honesto de mis amigos, que se han partido el pecho a lo largo de muchas horas para ofrecernos lo mejor de su esfuerzo creativo. Os los recomiendo vivamente.

los ultimos años

Los últimos años de mi primera guerra. La primera novela de Javier Yuste, el navegante del mar de papel. Una obra esencial para entender  de forma amena y entretenida los entresijos de la guerra del Pacífico entre USA y Japón en 1944/45, a través de los diarios del marino James E. Larrabeita. Una óptica novelada muy documentada y verdaderamente apasionante, a la que Javier ha aportado todo su conocimiento sobre la historia del período y el mundo de la mar.

Por cierto, esta novela se presentará en Pontevedra el próximo día el próximo 13 de diciembre, a las 20 horas,  en la librería Paz .

El-alma-pintada

Edvard Munch, el alma pintada. Un extraordinario ensayo para los amantes del arte, obra de Fuensanta Niriñola, artista, crítica literaria y tantas cosas más. Una mujer que trasmite su pasión por el arte y la literatura en cada una de sus páginas, diríase que en cada uno de sus actos, ahora volcada en el estudio del mas atormentado e original de los expresionistas. No os lo podéis perder.

Nunca-me-aprendí-la-lista-de-los-reyes-godos

Nunca me aprendí la lista de los reyes godos. Ópera prima en papel de Javier Sanz, padre de la fantástica web Historias de la Historia, que nos ofrece en esta obra el más sabroso anecdotario histórico que he podido encontrar nunca, tan divertido como documentado. Viniendo del saber hacer y la experiencia de Javier, era algo mas que esperable.

En_el_pais_del_arte_Blasco

En el país del arte, tres meses en Italia. Un clásico del gran Vicente Blasco Ibáñez rescatado por la joven editorial Evohé, un ensayo sorprendente que me ha enseñado que cuando Don Vicente se aplicaba a desentrañar los entresijos de la historia y el arte italianos, se transforma en vigoroso Stendhal. Una obra para la reflexión sobre ciertas esencias en tiempos de tribulación como los que nos toca vivir, toda una agradable sorpresa.