De incomodidades e indisposiciones


Panorama_of_La_Habana_(Amsterdam,_17th_century)

La incomodidad y sus razones, aquella maldita manera de mostrarse analítico sin ninguna necesidad, tal vez el pantalón demasiado estrecho que le oprimía inmisericorde la cintura, el sol tropical intuido mas allá de la sombra benefactora acompañada de ron refrescado con cicatería por el peor de los mesoneros de la Habana, la largura de un viaje que en realidad había deseado emprender casi con anhelo de insustancial mequetrefe desde hacía ya bastantes meses y que ahora se había tornado plano como de dique seco exento de industria y humedad. Un ser amurado a un malecón sintiendo incomodidad, qué diletante majadería. Estaban además aquellas caderas como de ensoñación lúbrica que, al pasar, tan mal casaban con el rendido amor que se debía a su incipiente matrimonio; incomodidad porque de nuevo se hallaba sumido en aquella especie de carrusel demente del que nunca había sabido como bajar.

 

 

 

 

2 respuestas

  1. Este texto aperitivo, para hacer boca, que ensalivamos y nos deja expectantes, qué nos pronostica Juan …

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  2. No se te escapa una, jajaja, va de nueva novela.

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